martes, 1 de mayo de 2007

Conque sí

Lo de admitir publicidad, pese a las expectativas de quedarme como estoy, tiene un gran inconveniente: alguien, o algo, supone qué tipo de persona se pasa por tu casa y después te puedes encontrar con, por ejemplo, que Narconon ofrece sus servicios en una pancarta de cada tres de las que aparecen en tus incontrolados spots. Sucede en Escolar e imagino que en muchos otros sitios.

Se sepa, son sanguijuelas. Marketing aplicado a la captación y posterior "curación" de hijos de deseosas familias dispuestas a todo para que el nene o la nena dejen de chutarse y de reventarles la vida. Rellené, largo ha, uno de sus cuestionarios de ingreso que, paradójicamente, no era para mí. Pero dijeron que debía cumplimentarlo. Mil preguntas de un grueso que, como podemos suponer, contesté al libre albedrío del azar.

Mala espina, aléjate.

No hay comentarios: